Diario de un iconoPlasta: Yo estuve allí (I)

La obsesión de la gente por reproducir imágenes vistas una y mil veces es algo digno de estudio. Todos lo hacemos… aunque yo, últimamente, cuando voy a algún sitio conocido, me dedico a observar todo lo que sucede alrededor del objeto que constituye el centro de atención. Me produce mucho más interés esa especie de vouyerismo social; me habla de cómo somos los homo sapiens del S. XXI.

Me pasó este verano en el Louvre. Estuve más de tres cuartos de hora fotografiando personas que a su vez fotografiaban a la Monna Lisa, joya pictórica del museo parisino, como todo el mundo sabe. Observaba cómo la gente llegaba, fotografiaba y se iba, sin ni siquiera mirar el cuadro, más allá de lo que se podía percibir en la pantalla de sus cámaras.

El objetivo estaba cumplido. El triunfo residía en conseguir la fotografía personal, copia (lo más exacta posible) de aquella que aparece en los libros de arte. Lo importante, al fin y al cabo, es la prueba, la demostración de haber estado allí.

La verdad es que se trata de un cuadro tan visto, que observarlo quizá carezca de interés. A mí me decepcionó un poco, aunque a lo mejor estaba más impresionado por el circo mediático que había montado alrededor. La Monna Lisa, sin sus reproducciones, no sería ella, sin sus iconoPlastas.

  • Apertura: ƒ/4.2
  • Longitud focal: 66mm
  • ISO: 1400
  • Velocidad: 1/125s

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