Los discursos son tan eufemísticos, ultimamente, que casi se convierten en adivinanzas. Hay algunos eufemismos tan elaborados (por no decir retorcidos) que suenan a chiste malo. La reflexión viene a cuento por la forma en la que la vicepresidenta del Gobierno nos ha presentado a los españoles la conocida subida del IRPF para el próximo ejercicio, llamándola ‘recargo temporal de solidaridad’.
Creyendo (los políticos) que la gente va a entender lo uno por lo otro, dudo entre si nos subestiman o nos sobreestiman. Por si no lo han pillado, en este comentario acabo de activar el modo ironía.
Últimamente se abusa del eufemismo tanto que lo hemos normalizado y casi empieza a dejar de cumplir su función. Me di cuenta esta Navidad, cuando paseando por las calles del centro me cruzaba con esos sugerentes escaparates de Women’s secrets y otras franquicias de ropa interior cargados de eufemismos visuales, que hacen más atractiva la realidad.